martes, 15 de enero de 2008

Gofio




El gofio es una harina de cereales consumida en las Islas Canarias y en Cuba

Fue el alimento básico de los guanches. En Tenerife se le denominaba Ahoren, pero era en las islas de Lanzarote y Gran Canaria donde se utilizaba la palabra con que ha subsistido hasta nuestros días[1] . Este alimento se consumía mucho antes de la llegada de los primeros colonos europeos a las Islas Canarias, aunque por aquel entonces sólo se conocía la cebada y también el rizoma (raíz) de helecho. Posteriormente se incorporaron nuevos ingredientes, como el centeno, el trigo, y maíz (conocido como millo en Canarias y que fue traído de América). El gofio es una mezcla de granos tostados y molidos a la piedra al que se le añade una pizca de sal. En los difíciles tiempos de la posguerra el gofio fue, por su riqueza vitamínica y alimentaria, base del sustento del pueblo canario. En los barcos clandestinos que después de la posguerra salían de Canarias, la provisión indispensable era el gofio, ya que podía conservarse durante mucho tiempo en buenas condiciones si se lo disponía al abrigo de la humedad. El gofio es un alimento de gran riqueza, ya que contiene vitaminas, proteínas, fibras y varios minerales indispensables para la dieta diaria. Otro aspecto a tener en cuenta es que no contiene colorantes ni conservantes. Hoy en día el gofio es aún un elemento importante en la gastronomía del pueblo canario. También está extendido por Sudamérica y África.

Existen diferentes variedades de gofio apropiadas para tipos de dieta, estómagos delicados, niños lactantes, etc.. Además, el gofio es apto para la alimentación de personas que padezcan la enfermedad celiaca, ya que al tostar los granos, las proteínas que contienen aminoácidos glutamida, que son potencialmente formadores de gluten después de la ingesta, se deshidratan y posteriormente se desnaturalizan.

El gofio se presenta actualmente en sacos de diferentes capacidades, desde 500 gramos a varios kilos. Su apariencia es similar a la de la harina pero con un tono más oscuro o amarillento (dependiendo éste de su composición exacta).

La forma de consumir el gofio ha variado mucho desde la antigüedad. En la época anterior a la conquista, los antiguos pobladores de las Islas Canarias consumían este alimento amasándolo con agua y sal en su forma más básica o utilizando leche, miel y frutos secos. Se solía utilizar un zurrón para amasar, contener y transportar el gofio preparado [sin referencias]. Actualmente se consume de igual manera, aunque también ha intervenido la cocina moderna para preparar diversos postres como helados o mousses de gofio. Se suele mezclar también con plátano. La forma más común de tomar el gofio es en la leche, aunque también es bastante común utilizarlo amasado como acompañamiento de las comidas (formando pellas o pelotas y cumpliendo la función del pan) o escaldado (se aprovecha el caldo del potaje para escaldar el gofio y consumirlo con carne o sardinas antes o después del potaje).

En Argentina recibe este nombre la harina de trigo tostado, que se consume de forma parecida.

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